Una reflexión literaria

Quizá no sea ya ni siquiera útil plantearse preguntas inteligentes, y andar como siempre esperando que las dudas se ablanden por segmentos, y se dejen observar de más cerca, como si fuera posible que existan los significados, o las explicaciones finales.

Quizá tampoco sirva de nada oprimir las palabras para pensarlas, empecinarse en darles estructura, o fingirles guiones para que suenen mejores que nuestros mejores prejuicios.

Porque, a pesar de todo, siempre termina sucediendo igual. En complejísimos fenómenos el azar se subraya a sí mismo en exceso (y acaso al final haya que dejar de creer en él), y leemos un cuento, una historia, un poema, que se convierte momentáneamente en la información más crucial de nuestra existencia.

La literatura es una espiral móvil e interminable sobre la cual circulan todos los sentimientos. Y hay que concederle que es imposible perseguirla. Mas bien es ella quien nos atrapa.